Luqueño suma más refuerzos en plena pretemporada en Posadas
Uno de ellos es el volante ofensivo Sergio Fretes, quien en la temporada 2022 tuvo un altísimo nivel en Nacional e inclusive despertó interés de varios clubes locales.
El futbolista había sido relegado a la categoría Reserva por no querer renovar con el equipo albo. Otro que llegó para sumar en la República y viajó con el plantel es Julio Villalba, quien culminó la temporada anterior en Sol de América.
La plantilla trabajó a doble turno en el Complejo de Crucero del Norte. El guardameta uruguayo Gonzalo Falcón, después de la práctica, manifestó mediante la red social que “es un grupo nuevo y sabemos bien que vamos a dar pasos importantes. Llegué a este club sabiendo que tendremos un apoyo incondicional del público”. Fuente: ÚH.
Muerte de Pelé conmociona al mundo
«Todo lo que somos es gracias a vos. Te amamos infinitamente. Descansá en paz», publicó la hija de Edson Arantes do Nascimento «Pelé», quien había sido internado a fines de noviembre a raíz de un agravamiento general de su estado de salud por un cáncer de colon.
Pelé, el que ha marchado hoy al otro lado de las cosas, fue un futbolista perfecto en tiempos donde los beneficios de la leyenda contrastaban con colosales cajas de resonancia que llegarían unas cuantas décadas después: videos al minuto, repeticiones de jugadas en clave cinematográfica, semblanzas apologéticas, portales, redes, clubs de fans a escala planetaria, etcétera.
Derlis Alegre extiende contrato por 1 año con Luqueño
Alegre, pese a la lesión, hizo una gran campaña en la División Intermedia 2022, logrando el ascenso de Luqueño a Primera División para la temporada 2023.
Ahora, la institución confirmó su continuidad por un año más en el plantel de primera de Luqueño.
El Chanchón completa 12 refuerzos
LISTA DE LOS REFUERZOS
Pablo Aguilar.
Gonzalo Falcón
Sebastián Olmedo
Francisco Peralta
Rodi Ferreira
José Arias
Osvaldo Martínez
) Eduardo Duarte
) Joel Giménez
) Jorge Mendoza
) Paul Charpentier
) Rodrigo Viega
El equipo que dirige técnicamente Gustavo Florentín ya va por su quinta semana de pretemporada y comienza a apuntar a los partidos amistosos para tener una idea clara sus futbolistas.
Argentina campeón del mundo en Qatar 2022
A sus 35 años, ya es suyo. Ni siquiera había nacido cuando la Albiceleste conquistó su última Copa del Mundo, al ritmo del genial Maradona, que parecía inigualable hasta que apareció Messi, que se ha rebelado contra la presión, ha soportado la responsabilidad y lo ha canalizado todo para emocionar a un país entero, liderar a un equipo que lo complementó como nunca y trasladar al césped la destreza técnica de Scaloni, un magnífico seleccionador, a la altura este domingo de Menotti y Bilardo. Palabras mayores.
Ni siquiera Francia, la vigente campeona. Ni Mbappe, el delantero más deslumbrante del planeta. Ni Griezmann, un futbolista total. Nadie ha logrado oponerse a Messi. Ni al grupo de Scaloni. Al destino. Al de Argentina, resurgida de los dos goles en un minuto que logró el conjunto galo, entre el 80 y el 81, también del 3-3 en la prórroga, para dominar de nuevo el mundo con la pelota, para ganar la copa dorada cuyo brillo va mucho más allá de lo visible.
Mbappe lanzó el primero. Gol. Messi transformó el segundo. El tercero de Coman lo paró ‘Dibu’ Martínez. El cuarto lo marcó Dybala. El quinto lo mandó fuera Tchouameni. El sexto lo anotó Paredes, el séptimo Kolo Muani y el octavo, el definitivo, Montiel para confirmar a Argentina como la campeona del Mundo. Y a Messi como un jugador aún más eterno.
Mereció ganar antes Argentina, que dinamitó de inicio el desafio. No dudó ni un segundo. Su convicción, su ambición, sin matices. Ninguno. No hay apenas nada al azar en la pizarra de Scaloni (salvo alguien como Mbappe). Huye de frases hechas, lo analiza todo, exhaustivo, lo comprime en una idea y lo expone sobre el terreno con unos futbolistas que lo ejecutaron con una determinación absoluta. Todo el primer tiempo. Hasta casi el final.
Cuando en el minuto 21 Dembele cometió una torpeza tan visible que no le quedó otra al árbitro que pitar penal por el derribo dentro del área de Di María, más discutido por la fuerza que por el contacto en sí mismo, cuando Messi lo transformó con la seguridad propia de un fuera de serie, con un lanzamiento con el que no dio ninguna opción a Hugo Lloris, la Albiceleste imponía ya su propio encuentro de manera irrebatible en todo el campo.
Por fútbol, por posesión, por colocación, por ocasiones, por concepto y por intensidad. En lo colectivo y en cada individualidad. Siempre llegó antes entonces. En cada lance, en cada choque, en cada cobertura. En cada aspecto que define la superioridad en un partido, con la dimensión gigantesca que todo eso toma en la final más grande de todas, en la Copa del Mundo. Quizá también en la emoción con la que asumió el duelo. Eso no decide quién gana.
Sí lo hacen decisiones. Con tan solo ocho minutos en los últimos tres choques, impedido por una sobrecarga, Di María regresó directo al once. Una tormenta para Dembele y Koundé, destrozados por el extremo, sobrepasados por el escenario, desbordados cada vez que Messi abría a la izquierda. El plan «claro» y «decidido» de Scaloni. El desastre de Francia.
Por ahí fue el penal y definió el 2-0 en el minuto 35. Todo de ‘El Fideo’, que remachó el trepidante y fantástico contragolpe que provocó un despeje a la nada de Upamecano y la actividad vertiginosa de Argentina, que en seis toques rebasó todas las expectativas en 35 minutos, con un gol que no sólo realzó la rotundidad de Di María, sino de todo un bloque, desde el primero al último, desde De Paul y Messi hasta Mac Allister, origen y asistente.
La desfiguración más expresiva de Francia. Arrollada por los lados, desactivada por el medio, inferior nombre por nombre (magnífica la primera hora de De Paul), sitio por sitio, sin una sola noticia de su hombre crucial, Antoine Griezmann, desaparecido entre la estructura compacta de Argentina, sin visión ni opción más allá de una cantidad de camisetas celestes y blancas que lo redujeron a la nada.
El fracaso general de los ‘bleus’ parecía entonces irremediable. Tanto demérito, tanta concesión, en una final fue un peso insoportable para Francia, sin reacción, sin espíritu, sin fútbol y sin plan. El amago de rebelión que sugirió en algunos momentos fue nada más que eso, una sucesión de pases, algún regate, por fin alguna internada por la banda… La Brasil de Pelé, la última ganadora de dos Mundiales seguidos, le quedaba demasiado lejos. Tan complejo. Tan extraño. Tan definitivo. O no tanto.
Porque la peor Francia de este Mundial tiene a uno de los mejores futbolistas del planeta, capaz de destrozar incluso todas las leyes de la lógica. Ya con casi hora y media de juego, entre el primer tiempo, los 7 minutos añadidos antes del descanso y casi 40 de la segunda parte, reemplazado hasta Griezmann en la desesperación de Deschamps, renació de repente. Sin anunciarlo. Sin preverlo Argentina. Sin otra explicación. Es fútbol.
Había persistido en la irrelevancia más absoluta, hasta que otro penal tan discutido como el primero ofreció a Francia una oportunidad que ni siquiera intuía, por una acción de Otamendi sobre Kolo Mouani que transformó Mbappe en su primer tiro a portería. Era el minuto 80. En el 81, el segundo, también fue gol: una volea desde la esquina del área que sobrepasó a Argentina y a ‘Dibu’ Martínez. Imparable. De pronto. Una revolución.
Y la prórroga, porque Lloris voló en el último suspiro para repeler el último intento de Messi, porque nadie pudo oponerse a la resurrección repentina de su oponente, porque el fútbol es tan imprevisible que ni 80 minutos de una evidente superioridad son suficientes para sentirse campeón del mundo.
Ni siquiera con el 3-2. Ni con Messi, que remachó el gol en el minuto 109. Porque en el otro lado hubo respuesta inmediata, a través de un penal promovido por Kolo Muani, como el primero, por mano de Montiel y transformado por Mbappe, protagonista de un triplete en la final del Mundial desconocido salvo para Geoff Hurst, en 1966, de nuevo para discutir el triunfo de Argentina, entre la locura en la que derivó el partido, con ocasiones para los dos. Hasta los penal. El final feliz de Messi. Ya tiene la Copa del Mundo.
Pablo Aguilar está feliz por su retorno al Sportivo Luqueño
El zaguero, que nació futbolisticamente en la institución auriazul y que tuvo una dilatada carrera en el exterior, vuelve a la «República» tras su reciente desvinculación con Libertad.
“Siempre dije que este era un sueño para mí, volver a mi casa donde me inicié. Estoy cumpliendo un sueño nuevamente, pero esto no termina aquí. El sueño sigue”, tiró durante la conferencia de prensa.
Pablo Aguilar estará vinculado con Sportivo Luqueño por una temporada y espera que durante ese tiempo se puedan cumplir los objetivos trazados.
El cuadro Auriazul, que en la temporada 2023 volverá a jugar en la máxima categoría del fútbol paraguayo, ya confirmó a su octavo refuerzo. Pablo Aguilar se suma a los arribos de Jorge Mendoza, Paul Charpentier, Joel Jiménez, Eduardo Duarte, Osvaldo Martínez y José Arias. Fuente: D10.