Argentina campeón del mundo en Qatar 2022

Lionel Messi lidera a la Argentina a su tercera conquista de la copa mundial. Foto: EFE.

A sus 35 años, ya es suyo. Ni siquiera había nacido cuando la Albiceleste conquistó su última Copa del Mundo, al ritmo del genial Maradona, que parecía inigualable hasta que apareció Messi, que se ha rebelado contra la presión, ha soportado la responsabilidad y lo ha canalizado todo para emocionar a un país entero, liderar a un equipo que lo complementó como nunca y trasladar al césped la destreza técnica de Scaloni, un magnífico seleccionador, a la altura este domingo de Menotti y Bilardo. Palabras mayores.

Ni siquiera Francia, la vigente campeona. Ni Mbappe, el delantero más deslumbrante del planeta. Ni Griezmann, un futbolista total. Nadie ha logrado oponerse a Messi. Ni al grupo de Scaloni. Al destino. Al de Argentina, resurgida de los dos goles en un minuto que logró el conjunto galo, entre el 80 y el 81, también del 3-3 en la prórroga, para dominar de nuevo el mundo con la pelota, para ganar la copa dorada cuyo brillo va mucho más allá de lo visible.

Mbappe lanzó el primero. Gol. Messi transformó el segundo. El tercero de Coman lo paró ‘Dibu’ Martínez. El cuarto lo marcó Dybala. El quinto lo mandó fuera Tchouameni. El sexto lo anotó Paredes, el séptimo Kolo Muani y el octavo, el definitivo, Montiel para confirmar a Argentina como la campeona del Mundo. Y a Messi como un jugador aún más eterno.

Mereció ganar antes Argentina, que dinamitó de inicio el desafio. No dudó ni un segundo. Su convicción, su ambición, sin matices. Ninguno. No hay apenas nada al azar en la pizarra de Scaloni (salvo alguien como Mbappe). Huye de frases hechas, lo analiza todo, exhaustivo, lo comprime en una idea y lo expone sobre el terreno con unos futbolistas que lo ejecutaron con una determinación absoluta. Todo el primer tiempo. Hasta casi el final.

Cuando en el minuto 21 Dembele cometió una torpeza tan visible que no le quedó otra al árbitro que pitar penal por el derribo dentro del área de Di María, más discutido por la fuerza que por el contacto en sí mismo, cuando Messi lo transformó con la seguridad propia de un fuera de serie, con un lanzamiento con el que no dio ninguna opción a Hugo Lloris, la Albiceleste imponía ya su propio encuentro de manera irrebatible en todo el campo.

Por fútbol, por posesión, por colocación, por ocasiones, por concepto y por intensidad. En lo colectivo y en cada individualidad. Siempre llegó antes entonces. En cada lance, en cada choque, en cada cobertura. En cada aspecto que define la superioridad en un partido, con la dimensión gigantesca que todo eso toma en la final más grande de todas, en la Copa del Mundo. Quizá también en la emoción con la que asumió el duelo. Eso no decide quién gana.

Sí lo hacen decisiones. Con tan solo ocho minutos en los últimos tres choques, impedido por una sobrecarga, Di María regresó directo al once. Una tormenta para Dembele y Koundé, destrozados por el extremo, sobrepasados por el escenario, desbordados cada vez que Messi abría a la izquierda. El plan «claro» y «decidido» de Scaloni. El desastre de Francia.

Por ahí fue el penal y definió el 2-0 en el minuto 35. Todo de ‘El Fideo’, que remachó el trepidante y fantástico contragolpe que provocó un despeje a la nada de Upamecano y la actividad vertiginosa de Argentina, que en seis toques rebasó todas las expectativas en 35 minutos, con un gol que no sólo realzó la rotundidad de Di María, sino de todo un bloque, desde el primero al último, desde De Paul y Messi hasta Mac Allister, origen y asistente.

La desfiguración más expresiva de Francia. Arrollada por los lados, desactivada por el medio, inferior nombre por nombre (magnífica la primera hora de De Paul), sitio por sitio, sin una sola noticia de su hombre crucial, Antoine Griezmann, desaparecido entre la estructura compacta de Argentina, sin visión ni opción más allá de una cantidad de camisetas celestes y blancas que lo redujeron a la nada.

El fracaso general de los ‘bleus’ parecía entonces irremediable. Tanto demérito, tanta concesión, en una final fue un peso insoportable para Francia, sin reacción, sin espíritu, sin fútbol y sin plan. El amago de rebelión que sugirió en algunos momentos fue nada más que eso, una sucesión de pases, algún regate, por fin alguna internada por la banda… La Brasil de Pelé, la última ganadora de dos Mundiales seguidos, le quedaba demasiado lejos. Tan complejo. Tan extraño. Tan definitivo. O no tanto.

Porque la peor Francia de este Mundial tiene a uno de los mejores futbolistas del planeta, capaz de destrozar incluso todas las leyes de la lógica. Ya con casi hora y media de juego, entre el primer tiempo, los 7 minutos añadidos antes del descanso y casi 40 de la segunda parte, reemplazado hasta Griezmann en la desesperación de Deschamps, renació de repente. Sin anunciarlo. Sin preverlo Argentina. Sin otra explicación. Es fútbol.

Había persistido en la irrelevancia más absoluta, hasta que otro penal tan discutido como el primero ofreció a Francia una oportunidad que ni siquiera intuía, por una acción de Otamendi sobre Kolo Mouani que transformó Mbappe en su primer tiro a portería. Era el minuto 80. En el 81, el segundo, también fue gol: una volea desde la esquina del área que sobrepasó a Argentina y a ‘Dibu’ Martínez. Imparable. De pronto. Una revolución.

Y la prórroga, porque Lloris voló en el último suspiro para repeler el último intento de Messi, porque nadie pudo oponerse a la resurrección repentina de su oponente, porque el fútbol es tan imprevisible que ni 80 minutos de una evidente superioridad son suficientes para sentirse campeón del mundo.

Ni siquiera con el 3-2. Ni con Messi, que remachó el gol en el minuto 109. Porque en el otro lado hubo respuesta inmediata, a través de un penal promovido por Kolo Muani, como el primero, por mano de Montiel y transformado por Mbappe, protagonista de un triplete en la final del Mundial desconocido salvo para Geoff Hurst, en 1966, de nuevo para discutir el triunfo de Argentina, entre la locura en la que derivó el partido, con ocasiones para los dos. Hasta los penal. El final feliz de Messi. Ya tiene la Copa del Mundo.




Argentina y Francia en la gran final del Mundial Qatar 2022

El domingo, al mediodía, es la gran cita con el fútbol mundial. Ambas selecciones buscarán levantar la Copa del Mundo.

El conjunto «Galo» disputará nuevamente el partido decisivo del Mundial e intentará igualar el hito de los únicos dos bicampeones consecutivos de la historia.

El primero fue Italia con las conquistas como local 1934 y en Francia 1938 de la mano del entrenador Vittorio Pozzo, el único bicampeón de la historia, y después lo consiguió Brasil en Suecia 1958 y Chile 1962.

Didier Deschamps ya entró en la historia por ser uno de los tres protagonistas en ganar el trofeo como jugador (1998) y DT (2018) pero también irá en busca de ser el segundo entrenador bicampeón después de 84 años.

Hasta su primera estrella en 1998, el equipo «galo» arrastraba varias frustraciones en ediciones pasadas ya que fue semifinalista en 1958, 1982 y 1986.

El poderío de Francia en el Mundo, sin embargo, no pudo ser parejo ya que después ser campeón en 1998 y subcampeón en 2006 tuvo tropiezos en primera ronda en 2002 y 2010.

Desde la llegada de Deschamps en 2012, Francia fue campeón de Rusia 2018 y ganó la Liga de Naciones Europa en 2020/21.

En el largo ciclo también fue subcampeón en la Eurocopa de 2016, alcanzó los cuartos de final en el Mundial de 2014, octavos de final en la Eurocopa de 2020 y clasificó como primero del grupo en las últimas dos eliminatorias del «Viejo Continente».

El equipo sufrió siete bajas antes de Qatar 2022 por las lesiones de Karim Benzema, Lucas Hernandez, N’Golo Kanté, Presnel Kimpembe, Mike Maignan, Christopher Nkunku y Paul Pogba.

El camino hacia la final empezó con una goleada sobre Australia (4-1) y luego un triunfo ante Dinamarca (2-1) para asegurarse la clasificación.

En la última fecha del grupo jugó con mayoría de suplentes y perdió el único partido ante Túnez (1-0).

En octavos de final el rival fue Polonia (3-1) y avanzó con autoridad tras grandes actuaciones de Kylian Mbappé y el arquero Hugo Lloris.

El rival de cuartos fue Inglaterra y pasó con sufrimiento en uno de los mejores partidos de Qatar 2022 con un gol de Olivier Giroud y un penal fallado por Harry Kane a seis minutos del final.

La figura excluyente es Mbappé, quien a los 23 años marcó 5 goles en su segundo Mundial (suma 9 con los que hizo en Rusia 2018) pero Antoine Griezmann es el dueño y el cerebro del equipo.

Francia y Argentina se enfrentarán el domingo a las 12 en estadio Lusail en la final del Mundial de Qatar 2022.Télam.




Argentina acaricia su tercera Copa del Mundo

Con una actuación descollante de Lionel Messi, Argentina goleó por 3-0 a Croacia y se instaló en la final del Mundial de Qatar 2022.

En el primer tiempo, en siete minutos, al contragolpe, con dos golpes, Julián Álvarez provocó un penalti discutido, marcó un gol y desató a Argentina, que devoró a Croacia en un instante, desfigurada por todo lo que había planeado en la pizarra Lionel Scaloni y ejecutaron en el momento justo Lionel Messi y compañía para irrumpir en la final de Qatar 2022 y confirmar que la ambición del ’10’, de un futbolista único, va más allá, a la copa, a la eternidad, también en el Mundial.

El delantero del Manchester City aún marcó también el 3-0 superada la hora del duelo, porque Argentina, este martes, no fue simplemente Messi, el autor del 1-0 de penalti o cuya acción en el tercer gol fue tremenda, con la forma con la que desbordó al defensa que había centrado toda la atracción en este Mundial, Gvardiol. Tampoco fue sólo Julián Álvarez.

Fue más allá. La ‘Albiceleste’ funcionó como un equipo, tan preciado como es eso en el fútbol, contra uno de los bloques más consistentes del planeta, al que desactivó de una forma incontestable, inimaginable en las alturas de una competición tan igualada, para sostener después su ventaja, consciente de que todo lo que había planificado ya estaba hecho. En la final del Mundial, a la que regresa ocho años después, Francia o Marruecos. Fuente: D10.




Argentina entre los semifinalistas del  Mundial Qatar 2022

Argentina, liderado por Lionel Messi, en semifinales del Mundial. Foto: EFE.

Croacia, Argentina, Marruecos y Francia. Esas son las cuatro selecciones que tendrán el privilegio de disputar las semifinales del Mundial de Qatar 2022.

Los croatas, vigentes subcampeones del mundo, llegan a esta instancia tras dejar en el camino nada menos que a una de las grandes favoritas: Brasil.

Argentina, por su parte, tuvo que sudar más de la cuenta para eliminar por penales a Países Bajos.

La gran sorpresa, sin duda alguna, es Marruecos, que venció por 1-0 a la Portugal de Cristiano Ronaldo, mientras que Francia, en un partidazo, superó por 2-1 a la siempre difícil Inglaterra.

Programación de las semifinales

El primer partido semifinal se desarrollará el martes 13 de diciembre entre Argentina y Croacia desde las 16:00 hora paraguaya en el estadio Lusail.

Mientras que un día más tarde, el miércoles 14 de diciembre, Francia y Marruecos chocarán en el estadio Al Bayt, también desde las 16:00. Fuente: D10.




Amargo debut de Argentina en Qatar

DESENCANTO: Messi no pudo salvar a la Argentina, que perdió 2 a 1 en su debut en el Mundial Qatar 2022. Foto Gentileza: EFE.

No es un revés definitivo pero sí complica el trazado y reduce notablemente el margen de error del campeón del mundo en 1978 y 1986, que no puede fallar ni contra México ni frente a Polonia, sus próximos adversarios para definir la clasificación.

Arabia que obtuvo un triunfo histórico provocó una convulsión en Lionel Messi y compañía.

No fue capaz de marcar en juego Argentina que solo batió la meta asiática desde los once metros, a través de Messi.

Y eso que el compromiso del estreno era ideal para Argentina, una selección que arrastra una gran dependencia sobre un seguidor obsesionado con el triunfo en una Copa del Mundo que corone, sin discusión, a su ídolo, Leo Messi.

Salió desbocado el once de Scaloni que intimidó a Arabia Saudita un equipo menor, resignado al principio, que se despojó de la tensión en cuanto se vio con el marcador en contra, a los diez minutos, por un penal insospechado que detectó el VAR. Un agarrón de Saud Abdulhamid sobre Leandro Paredes que había pasado desapercibido.

Lo transformó Messi que había tenido una ocasión muy clara al minuto de juego. Desde dentro del área pequeña, un tiro que resolvió con una buena mano el meta Mohammed Khali Al-Owais.

Se desperezó Arabia en su sexta presencia mundialista, la segunda seguida. Se estiró un poco, enredó a la zaga sudamericana pero se desinflaba en los metros finales, donde carecía de soluciones. Mantuvo el tipo porque enmarañó el ataque argentino, una y otra vez, ahogado en el fuera de juego que el equipo de Herve Renard tenía bien trabajado.

En ocho minutos llevó a la red tres balones. Uno de Messi y dos de Lautaro Martínez; ilegales y detectados por el VAR que no contaron.

Pero después se agitó todo. El encuentro entró en ebullición. Arabia no había dado síntomas de peligro pero los dio después, en un abrir y cerrar de ojos. Primero, en un buen centro de Firas Al Buraikan sobre Saleh Al Shehri que superó a Romero y cruzó la pelota lejos de Emiliano Martínez.

Seis minutos después, en un golazo de Salem Al Dawsrai, que en el pico del área dejó en evidencia a cuatro defensas y se inventó un tiro a la escuadra que alcanzó la red.

El giro de guión llevó a Scaloni a tomar medidas. Al campo Enzo Fernández, Julián Álvarez y Lisandro Martínez. Volcó descaradamente el campo. No era para menos. Arabia estaba donde quería. Pudo empatar Tagliafico en el 63 pero Al-Owais hizo otra gran parada.

Se convirtió en un muro el portero árabe que desbarató cualquier intento de Argentina que buscó con insistencia a Ángel Di María pero sus centros, con su marcador rebasado, no encontraban un destino correcto para evitar el fracaso.

Se queda sin margen de error Argentina en el Mundial. Espera a México y después a Polonia con necesidad de ganar para prolongar el sueño de todo un pueblo. Fuente: D10.