¡Basta ya de corrupción!, retumbó en Caacupé
El monseñor Ricardo Valenzuela, arzobispo de la Diócesis de Caacupé, apuntó a la clase política corrupta con un contundente ¡Basta ya de corrupción!. Además, el religioso advirtió “estamos al borde de la justicia por mano propia”.
Ante una multitudinaria presencia de los feligreses y las altas autoridades encabezada por el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, hizo hincapié en la desigualdad social y económica, emergente de la corrupción latente en los grandes estamentos de la nación paraguaya.
“Al mirar al interior de la sociedad, nos lastima la acentuada gravedad de la crisis de la moral pública, privada, de la vida política y la administración judicial, de la situación de injusticia social y económica”, dijo tajante.
Valenzuela pidió de manera contundente poner fin a la «desvergonzada corrupción e impunidad» e instó a no permanecer impasibles ante las situaciones de injusticia.
“La ley no es igual para todos. Los políticos tienen sometidos a jueces y fiscales mediante organismos manejados por ellos mismos, estamos al borde de la justicia por manos propias” reflexionó el religioso, mientras era aplaudido de forma incesante por los presentes en la Santa misa en honor a la Virgen de Caacupé.
El presidente Mario Abdo Benítez, acompañado de su esposa Silvana López Moreira, se mantuvieron de pie durante todo el oficio religioso. Tanto Marito como Silvana portaban en sus manos un pañuelo celeste.
Por momentos, Abdo Benítez demostró incomodidad ante el encendido discurso del monseñor Valenzuela. Durante la misa, el presidente se mantuvo extremadamente serio y no acompañó ninguna de las oraciones litúrgicas, como sí lo hizo su esposa Silvana.
Extrema violencia e inseguridad
Al tiempo de insistir al Poder Judicial a recuperar la credibilidad, sostuvo que existe un malestar general de la ciudadanía ante la falta de enfoque en los temas centrales tales como la falta de oportunidades, la violencia y la inseguridad. «¡El pueblo está cansado!», exclamó ante la mirada fija del mandatario y su gabinete.
Líder íntegro y honesto
En su extensa homilía, el religioso también apuntó a los malos frutos que acarrea la falta de liderazgo en la conducción del país, realizando un especial enfoque en la falta de integridad moral y honestidad.
«No hay árbol que empiece a morir de raíz», ejemplificando que lo mismo ocurre con todas las instituciones públicas y hasta en las empresas privadas.
«Un líder sin integridad, ni honestidad, es un líder débil, que en cualquier momento se quiebra y se deshace porque acepta regalos y pierde toda capacidad de mando e influencia», sostuvo.
Mea culpa de la Iglesia
Bajo el lema de este año «Abrazarse a Cristo Jesús», Valenzuela habló sobre los jóvenes y su falta de temor al sacrificio por los demás.
El monseñor Valenzuela admitió que este año fue muy agitado para la Iglesia Católica, donde algunos religiosos se apartaron del Evangelio cometiendo abusos contra menores.
«La vida de sacerdotes y religiosos no siempre corre por los cauces del Evangelio. Nos apartamos de ellos por nuestros errores y lo que es más grave por la comisión de delitos como los abusos de menores. Por ello, una vez más pedimos perdón, rogando que los delitos se denuncien ante la Justicia. La Iglesia no es un lugar para delinquir», afirmó de manera tajante.