Una de las mujeres es Doña Teodora de 66 años de edad, que como desde hace poco más de dos décadas, desde la cocina del hospital escuela ayuda cada día a realizar el almuerzo, entre 350 a 400 platos, para los pacientes internados y funcionarios que cumplen guardia de 12 horas. Su talento le ayudó a criar sola a sus dos hijos, quienes actualmente ya son mayores de edad.
Es una de las tantas mujeres del campo que emigró a las grandes urbes en busca de mejores oportunidades. Es así que a los 16 años vino desde Chore (Departamento de San Pedro), siendo su primer empleo el de doméstica en casa de familia. Insta a las mujeres a identificar sus cualidades y a no darse por vencidas, porque de esa manera podrán salir adelante.
Por otro lado, históricamente el cargo de guardia de seguridad viste “pantalones” pero la equidad de género y el derecho de las mujeres a ser cuidadas y respetadas también impone que las féminas vayan ganando terreno en esta delicada profesión. En este sentido, Claudia Margarita Patiño Portillo de 32 años, madre de dos hijos de dos y nueve años, acompaña este trabajo cotidiano sirviendo más bien de guía a pacientes y familiares que no conocen bien las dependencias del hospital.
Aprovechó este día especial para animar a las paraguayas a ir ganando espacios laborales, con responsabilidad y capacidad. “Tanto las mujeres como los hombres podemos desempeñar las misma funciones y responsabilidades”, acotó.
Capacitación, clave para lograr objetivos
Cinthia Carolina Zorrilla 37 años, lleva 15 años de permanencia en la institución, empezó como contratada y luego concursó como siete veces para ingresar como personal permanente a los 23 años. Empezó en la antigua sede de Sajonia, en la central telefónica, luego fue al Departamento de Mantenimiento como secretaria y al cabo de días ya se convirtió en secretaria de la dirección médica hasta octubre del 2021, ya que luego le ascendieron como coordinadora de Dirección de Administración y Finanzas, a cargo de la Lic. Mónica Agüero, quien le pidió trabajar con ella.
El ascenso se debió a que conoce todos los manejos administrativos del hospital escuela y de la FCM, ya que siempre se capacitó y se recibió de licenciada en administración de empresas no hace mucho, porque primero tuvo que dedicarse a sus cuatro hijos, dos de ellos gemelos. “Todo se consigue con esfuerzo, con capacitación, una no debe perder la fe en una misma y lo más importante es que hay que valerse por sí misma, no depender de un hombre, que le pasa a muchas mujeres que al separarse quedaron postergadas y con muchas necesidades”, afirmó.
Personal sanitario
La doctora Norma Arévalos Galeano, soltera con dos hijos, cumple una importante función como médica del Departamento de Nefrología Adulto donde su profesionalismo y carisma especial hace que se gane la confianza y aprecio de los pacientes, muchos de ellos en lista de trasplantes de riñón y otros 138 que ya recibieron un implante. Empezó a trabajar en el Hospital en el año 2018. En cuanto a sugerencias y consejos para las mujeres insta a amarse así mismas para lo cual enfatizó en la importancia de tener buena actitud, hacer ejercicios, vivir el momento, tener metas claras, a mantener el buen humor, cultivar buenas amistades, a perdonar, dar y tener fe en Dios.
“Mujer debes aprender a amarte a ti misma como eres. Solo al quererte puedes abrir el corazón a que te quieran. Creer en ti misma da resultados”, resaltó.
También una tarea fundamental cumplen las auxiliares de enfermería y en pleno apogeo de la pandemia por el covid-19 no fue la excepción. En este sentido la señora Gasparina Díaz viuda de Espínola de 55 años, con unos 20 años de antigüedad, se ofreció a trabajar en la Contingencia Respiratoria, porque muchos tenían miedo y con justa razón, pero su espíritu de servicio y fe en Dios le convencieron de que podía ser muy útil, así fue.
Es que ella estaba acostumbrada a los desafíos, teniendo en cuenta que cuando falleció su esposo, tuvo que suplir esa carencia con sus cinco hijos. Su tarea como auxiliar consistía en apoyar a las enfermeras llevar las muestras de sangre al laboratorio, buscar insumos y medicamentos, así como también realizar tareas de limpieza.
“Yo no soy sana, tengo enfermedad de base como presión alta, por eso tuve que convencerles a los jefes para que me dejen trabajar donde estaban los pacientes con covid. Cuando empecé en Clínicas fue en el Departamento de Ginecología, donde preparaba gasas, y ahora estoy en Dermatología. A las mujeres les digo que luchen en todo sentido, que Dios siempre está para nosotras, que él no murió en vano, que tengan mucha fuerza”, señaló Gasparina.