Entre el filo de los “yva pará” y el amor puro

Don Mario en su tarea diaria de fabricar el famoso cuchillo «yva pará».

Don 
Mario nos recibió junto a su compañera de toda vida, María Leopoldina
Orrego, y nos contó de como aprendió el arte de la confección del famoso
cuchillo conocido como “yva pará”, de las románticas serenatas que enamoraron a
su esposa hace 51 años, de cómo logró darle una educación a sus cuatro hijos,
hoy todos profesionales.                 

Al tiempo de acariciar uno de sus cuchillos
señaló que un hermano suyo fue el que transfirió las técnicas para forjar
los  yva pará. Sólo mirando a mi hermano
aprendí hace más de 50 años este arte, dijo.     

Hoy sigo en lo mismo pero con esta pandemia
los pedidos bajaron, señaló el karaí guasu.            

Don Mario, aseguró que en buenos tiempos sus
productos son llevados a Asunción, Argentina y Brasil.

 HASTA QUE LA MUERTE LOS SEPARE

Don Mario con su compañera de toda la vida, María Leopoldina, también ayudando a su marido en la artesanía.

Junto a don Mario se encontraba Doña María
Leopoldina, su esposa y madre de los cuatro hijos del artesano.        

Mirando a su compañera de vida don Mario
recordó que ella tenía 15 y era su vecina.              

“Yo era buen mozo y con mi guitarra le
llevaba serenatas y así la enamoré”, recordó emocionado el artesano caazapeño.

“Hoy ya estamos juntos hace 51 años y vamos a
seguir juntos hasta que Dios nos separe”, afirmó seguro.

“Mi esposa es una mujer maravillosa,
trabajadora y nunca discutimos por nada, indicó. Hay mujeres aña «mala»  y por eso las parejas no duran, yo tuve
suerte al tenerla a ella”, dijo Don Mario.

PROFESIONALES

Los cuchilos son vendidos en Paraguay, Argentina y Brasil.

Ña María y don Mario, son padres de cuatro hijos varones. Dos son docentes, uno maestro mayor de obras
y un licenciado en enfermería.

Alcides, uno de los hijos dijo sentirse
orgulloso de sus padres, ellos con su esfuerzo nos dieron la posibilidad de
estudiar a todos.                             

En mi caso soy docente y director de un
colegio, además tengo el de ser capitán del Cuerpo de Bomberos de Caazapá K-141.
Alcides, concluyó diciendo que agradecía a Dios por tener unos padres tan
excepcionales.