Matadero de caballos seguía operando pese a clausura y violando la cuarentena

En pleno vecindario utilizan este horno para incinerar los huesos de los caballos.

Este viernes, nuevamente se constituyeron hasta  establecimiento que se encontraba en etapa operativa
con la faena de ganado equino, refiere el informe el MADES.

Durante el recorrido se constató el inadecuado manejo
de los residuos sólidos, como restos de la línea verde dispersos en un sector
de la propiedad, sobre suelo desnudo y a cielo abierto, además de restos de
animales como cueros mezclados y bostas.

El matadero “Maidana”, propiedad de Marta Maidana,
seguía operando normalmente, pese a que el establecimiento ya fue clausurado a
fines de enero pasado a raíz de denuncias de vecinos por delito ambiental.

Los desechos fueron encontrados esparcidos por el establecimiento.

También se pudo observar también el funcionamiento de
un horno para incineración de huesos para su eliminación y posterior retiro del
lugar, además del derrame de aceite resultado de la quema de huesos que se
dirige a suelo desnudo en la parte posterior de la propiedad y que finalmente
desemboca en un arroyo de la zona.

Pese a la flagrancia, la Fiscalía del Medio Ambiente
hasta el Momento no interviene el local.

Incluso, la propietaria está violando la cuarentena
decretada por el Gobierno Nacional para frenar la expansión del coronavirus.

Los denunciantes refirieron que la carne aparentemente
se estaría vendiendo como si fuera de vaca en lomitos y empanadas. Claudia
Gadea, vecina del barrio, mencionó que ya son varias denuncias contra el
matadero clandestino de caballos.

El líquido aceitoso desemboca en un arroyo, contaminando el cause hídrico.

Según denuncias, desde hace años, en dicho
establecimiento se descargan animales al caer la tarde y faenan a lo largo de
la noche. La carne de caballo se estaría incluso vendiendo como carne de animal
vacuno.

Los vecinos apuntaron que, además de infringir las
leyes de maltrato animal y la venta de carne irregular, el establecimiento no
cuenta con ningún tipo de planta de tratamiento para eliminar los restos
biológicos que genera.

De acuerdo con los relatos, la sangre estaría siendo
vertida directamente al arroyo que pasa por la propiedad y por las compañías de
Ykua Karanda’y y Zárate Isla.

Mientras que los huesos y vísceras son simplemente
esparcidos por el terreno, atrayendo a decenas de perros y cientos de buitres
en la zona.