El comisario Ferrari fue despedido como héroe por los luqueños
El féretro llegó al Santuario Virgen del Rosario, cerca
de las 10:00, donde el monseñor Enrique Meyer, y el Capellán de la Policía en
el Norte, Milcíades Velázquez, oficiaron la misa de cuerpo presente ante una
dolorida multitud que clamaba justicia para el mártir de la Policía y héroe de
la ciudadanía.
Luego el ataúd del comisario fue trasladado a pie hasta
el camposanto. Los estudiantes hicieron un cordón humano y con banderas saludaron
y demostraron el reconocimiento póstumo al jefe policial luqueño.
El nuevo comandante de la Policía Nacional, Francisco
Resquín, participó de la misa.
Según los antecedentes, el comisario Ferrari fue
asesinado cobardemente el pasado miércoles por delincuentes que rescataron al
narcotraficante badeño, Jorge Samudio, alias Samura.
El mortífero ataque ocurrió en la Costanera Norte de
Asunción. El uniformado se desempeñaba como subjefe de la Comisaría 1ª
Metropolitana, y se encontraba a bordo de una patrullera, custodiando un móvil
penitenciario que transportaba a 9 reclusos, entre ellos el peligroso
traficante de drogas “Samura”.
Los delincuentes atropellaron a Ferrari y luego le
dispararon con arma de guerra. El comisario tuvo una muerte agónica, mientras el
jefe narco escapaba.
Sus allegados tanto civiles y policías recordaron a
Ferrari como un policía honesto, servicial: “Un caballero”, lo describió uno de
los oradores.
Duro cuestionamiento
El capellán de la Policía en el Norte (Concepción,
Amambay y San Pedro, Milcíades Velázquez, dijo que fue una vergüenza la forma
que se cumplió el traslado de peligrosos delincuentes.
Criticó también la falta de equipamiento de la Policía,
principalmente en el Norte, señaló.
Al mismo tiempo dedicó el Salmo 39 al ministro del
Interior Durante su homilía el capellán dedicó el Salmo 39 al cuestionado
ministro del Interior, Juan Ernesto Villamayor. El pasaje bíblico dedicado al
secretario del Estado señala. “Mientras esté ante gente malvada vigilaré mi
conducta, me abstendré de pecar con la lengua, me pondré una mordaza en la
boca. Así que guardé silencio, me mantuve callado”.
Entretanto, Luis Caballero Ferrari, señaló que a su primo lo entregaron a los delincuentes sin poder defenderse del ataque, en donde perdió la vida.
El emotivo sepelio se cumplió en el céntrico camposanto de Luque, donde los músicos de la Policía, camaradas, y colegas le brindaron un último adiós, en medio de un terrible dolor por la triste pérdida de un agente servicial y que derramó su sangre por la Patria y la ciudadanía.